domingo, 23 de octubre de 2016

La violencia de género como síntoma

En las últimas semanas, o quizás sólo ha sido una percepción mía, parece haber tenido lugar un paroxismo de actos de violencia dirigidos a mujeres. Y cuando digo "dirigidos a mujeres", hablo de tipos de violencia muy específicos: al agresor no le daba igual haber hecho lo que hizo a un hombre o a una mujer. En el caso del asesinato, se llama feminicidio. ¿Es necesario un término tan específico?, dirán algunos. Un asesinato es un asesinato, ¿no?


 Sin embargo, el término tiene sentido y es necesario, porque pone de relieve la realidad de que existe un tipo de violencia que se ejerce sobre las mujeres por el hecho específico de serlo. Es una violencia que hunde sus raíces en unas determinadas circunstancias sociales, y por ello no es ninguna sorpresa que se dé con más intensidad en países de más fuerte tradición machista. A menudo hay hombres que se quejan de que ellos también pueden ser víctimas de violencia por parte de sus mujeres, y sin embargo no reciben ningún apoyo social. Es más, a menudo su caso es tratado como algo cómico ("Su mujer le pega: ja, ¡qué calzonazos!"). Para empezar tengo que decir que efectivamente es muy injusto tratar su caso como una broma y que todos los casos de malos tratos son igual de tristes (y un breve apunte: esta idea de que a violencia de género hacia hombres es graciosa no es más que otro evidente tentáculo del machismo, porque "los hombres no lloran", etc.). Pero la cuestión diferencial es que en el caso de la violencia dirigida a las mujeres tenemos un caldo de cultivo social que está fomentando este tipo de sucesos. Esta violencia básicamente es la representación visceral de un concepto muy presente en la sociedad: que las mujeres están ahí para los hombres. Para agradarles. Para ser amables con ellos. Para ser folladas cuando lo deseen (ellos).

Así, tenemos conceptos aparentemente inocuos como el del friendzone (cuando una chica trata a un chico como amigo, negándole así posibilidades sexuales o románticas). Siempre me ha resultado muy "gracioso" como este término se emplea en este caso concreto, y no cuando el que hace friendzoning a su amiga es un chico. La idea subyacente es que una chica debería siempre corresponder a los deseos del tío en cuestión, y que sentir por alguien simpatía pero no atracción es una forma de condescendencia (vamos, que la chica es una cabrona). En cambio, para un tío es completamente aceptable ver a su amiga como amiga y no estar en la obligación de liarse con ella si a ella le gusta él. Muy simétrico todo, ¿eh? Significativo me parece también como a menudo los asistentes virtuales, tan presentes hoy en día, tienen a menudo el aspecto de chicas jóvenes y guapas. Es como que todos tenemos muy asumido que el rol de estar disponibles y servir a los demás es algo intrínsecamente femenino, y ya que estamos, por qué no echarle un poco de sal y ponerle a la mujer hecha de píxeles una cara jovencita y no la de una mujer de cincuenta. O la presencia mayoritaria hasta hace no mucho de mujeres azafatas. O de enfermeras. O de...

Captura de pantalla de búsqueda en Google de "asistente virtual": solo tras hacer bastante scroll aparece el primer hombre.

Ojalá todas esas manifestaciones que se han celebrado, y el eco que se les ha dado en la prensa junto a la popularidad del término feminicidio que mencionaba antes, sirvan para hacer a la sociedad reflexionar. La violación, las agresiones y el asesinato de mujeres son la expresión más dolorosa y visible de una realidad con la que convivimos diariamente, pero lo que necesitamos es meter la cabeza debajo del agua para entender el iceberg en toda su magnitud.

Cada vez que insinuamos que una chica tuvo la culpa de ser violada porque llevaba escote y tacones de aguja, cada vez que alguien dice que nos es bonito ver a una chica fumando o bebiendo, cada vez que se desprecia a una chica por ser promiscua, cada vez que se tacha determinadas profesiones o actividades como "poco femeninas", cada vez que las empresas obligan a su empleadas a llevar falda corta y maquillaje, cada vez que decimos que cuando dicen "no" en realidad quieren decir "sí", cada vez que le decimos a un niño que debe ser "fuerte" y no llorar... estamos poniendo nuestro granito de arena para provocar el próximo asesinato, la próxima paliza, la próxima violación.