sábado, 30 de abril de 2016

Juego de Tronos y el sexo: oscuridad (Parte II)

"¿Por qué sigues vestido? No sabes nada, Jon Snow".
 (Ygritte, que en este caso era la que no sabía nada)

Y es que si en la anterior entrada comentaba la mentalidad progresista que la serie transmite, el respeto hacia sus personajes femeninos y su interés por meterse bajo su piel y mostrar su punto de vista, tampoco podemos dejar de lado la otra cara de la moneda: la objetificación del cuerpo femenino, no sólo dentro de la historia (que tendría sentido, visto que el mundo que se retrata es profundamente machista y propenso a tratar a las mujeres como moneda de cambio, instrumento de placer o decoración), sino en el estilo de dirección de la serie en sí misma.

Hablando en plata, la serie está repleta de desnudos femeninos totalmente gratuitos, y en decenas de momentos, emplea a las extras como decoración sexy. Mientras dos personajes hablan, la chica se desnuda. Dos personajes tienen sexo, y sólo la chica está desnuda (este cliché visual es especialmente apreciado por el cine comercial). Dos personajes discuten, y de fondo, una o varias chicas están ahí desnudas porque sí, quizás liándose. En general, y sin recurrir a la calculadora, se hace evidente muy rápido que la aparición de desnudos femeninos es mucho más frecuente que la de desnudos masculinos. Pero no es simplemente una cuestión de cantidad, sino de sentido argumental. La mayor parte de estos desnudos no tienen ninguna justificación argumental, y están ahí como reclamo.
 
Y a las pruebas me remito. En el audiocomentario del capítulo "Aguas negras", el director, Neil Marshall, relata de pasada una significativa anécdota. Hablando de los abundantes desnudos de la serie, y las escenas expositivas que incluyen a alguna chica desnuda en primer plano o de fondo, explicaba:

"Era bastante surrealista. En mi películas nunca he hecho nada así. Pero lo más raro es cuando te encuentras con uno de los productores ejecutivos, que se me acerca y me dice al oído, «Puedes sacar desnudos frontales, ¿sabes? Estamos en la tele, ¡puedes hacer lo que quieras! Y yo te insto a que lo hagas», y lo le dije, ah, bueno, pues si tú lo... Tú eres el que manda. (...) Este productor ejecutivo en concreto me llevó  una esquina y me dijo, «Mira, yo represento el lado pervertido del público, ¿vale? Los demás están aquí por la parte dramática seria... Yo represento al lado salido del público, y te digo que quiero un desnudo frontal en esta escena». Así que no tienes más remedio que hacerlo."

Un dato que resulta hasta gracioso es que no hay que fijarse mucho para caer en la cuenta de la cantidad de escenas que tienen lugar casualmente en el prostíbulo de Meñique, donde los personajes, además de hacer lo que toca en tal sitio, mantienen largos debates políticos. Con un decorado de fondo de chicas desnudas, en ocasiones liándose entre sí. Por no hablar de aquella subtrama humorística en la que Tyrion lleva a su escudero Podrick al burdel a que pierda la virginidad, y además de aprovechar la oportunidad para sacar a más buenorras enseñando las tetas, sacan humor del hecho de que Podrick resulta ser tan buen amante que al final ni siquiera le cobran, para sorpresa (¿y ligera envidia?) de Tyrion. En un serie con un guión tan brillante y concentrado, en el que prácticamente en cada capítulo hay algún diálogo memorable, y ninguna frase ni escena es gratuita, donde todo lo que hacen y dicen los personajes conduce a algo, mientras la veía me preguntaba qué relevancia tendría esta línea argumental en la historia global. La respuesta fue que ninguna. Como curiosidad, investigué un poco y confirmé la sospecha que tenía de que toda esta subtrama no aparece en los libros y fue un invento de los guionistas de la serie.

En realidad es la forma más cómoda de sentarse a ver la tele

Por otro lado, tenemos escenas como la de una chica de los Yunkai siendo utilizada como premio en una apuesta (para resaltar la naturaleza de lo que se está apostando, si no recuerdo mal, el tipo que la está utilizando la agarra de los muslos). Está claro que la escena sólo trata de indicar que el tipo en cuestión es despreciable. Pero la clave está en que el director no llega a mostrarnos el punto de vista de la chica en todo esto: no tiene una mísera frase, o un primer plano de su cara que la humanice y nos haga recordar que se está utilizando a una persona, con su personalidad y deseos propios, como premio. El punto de vista de la cámara es distante, y de esta manera, el director, mediante el uso del lenguaje cinematográfico, está siendo cómplice de esta objetificación de una persona. Los personajes la consideran un objeto de atrezo, y el director también.

Por lo que he leído, este artículo debería incluir algún comentario sobre la trama de Sansa en la temporada 5, su violación a manos de Ramsay, su gratuidad y falta de sentido en la progresión del personaje de Sansa (de nuevo, al parecer todo esto es invento de la serie, robando la historia de otro personaje), y del uso generalizado y un tanto perezoso de la violación como forma de crear drama de forma rápida y facilona, sin molestarse en profundizar en cómo viven las víctimas un trauma así. Pero como expliqué en la entrada anterior, no he llegado a ver la quinta temporada, y todo lo que sé de ella es de segunda mano, por lo que no puedo hablar en profundidad de ello. Así que a menos que en el futuro lo vea y decida hacer una tercera parte de esta serie, no voy a entrar en ese tema y lo voy a dejar aquí de momento.

Con el paso de las temporadas, muchas de sus actrices se han ido convirtiendo en estrellas y con ello su poder de decisión ha aumentado. Como consecuencia, fue muy significativo el caso de Emilia Clarke, Daenerys, que a partir de cierto punto se plantó y exigió reducir el número de desnudos que el guión le exigía y que, era evidente, no aportaban nada a la trama. ¿Creéis que Daenerys tendría el rostro de Emilia Clarke si, durante al cásting inicial de la serie, la actriz hubiese puesto estas condiciones? Exacto.

Y ahí es donde está el problema.