viernes, 2 de octubre de 2015

La preocupante delgadez de...


 Tras un mes de pausa (¡lo siento!) volvemos a la acción. Y para ello, antes de empezar, te propongo una curiosidad.

Ve a Google y teclea el título de esta entrada.

A continuación verás que el predictor te ofrece varias maneras de completar la frase, y si te ocurre como a mí, te presentará los nombres de tres famosos: Angelina Jolie (con y sin segundo nombre), Shaila Dúrcal y Zayn Malik. Y es que el predictor de Google, además de hacernos la vida más fácil, también tiene un cierto poder para hacer surgir análisis sociológicos improvisados. ¿Qué es lo que más busca la gente? ¿De qué cosas se habla más? (Como curiosidad, si lo que tecleas es "extrema delgadez", además de Letizia Ortiz, sale de nuevo Angelina Jolie, y otra vez por partida doble... pobre mujer).

Sin duda la frase de marras es ya un cliché del mundo de la prensa rosa. Uno de los temas favoritos, además de las bodas, emparejamientos y rupturas son los cambios de peso. Existe un franja tácita de peso aceptable (¿quizás la que propone el Índice de Masa Corporal, IMC?), y cualquier famoso que se pase de la raya por encima o por debajo se expone al implacable juicio de los medios. Antes de continuar quiero aclarar que evidentemente un peso excesivo o excesivamente bajo puede ser desde luego un problema, y por el bien de la salud de uno mismo lo mejor es tratar de mantenerse dentro de unos ciertos límites. Lo que pasa es que cuando se establece un estándar, una media a la que todo el mundo debe aspirar, se está olvidando que más allá de eso cada persona es diferente y no siempre es posible, ni siquiera positivo, ajustarse a esa media. No somos muebles de Ikea, no estamos hechos en serie, y de la misma manera que no todos tenemos el pelo negro aunque sea el color estadísticamente más común en el mundo, alguna gente simplemente tiende a pesar más o menos por su propio metabolismo, sin que eso implique ninguna enfermedad.

Es muy posible que los famosos que menciona Google (reflejando las noticias de la prensa del corazón) efectivamente tengan algún problema. Pero quien sin duda tiene un problema es un mundo que está constantemente usando esta vara de medir (¿balanza de medir?) sobre la gente. Obviamente la tendencia generalizada es a fomentar la bajada de peso y no la subida, ya que la prensa de este tipo se publica en países donde la comida disponible es más que suficiente, y no en sitios que padecen hambruna, donde el problema es subir de peso y no morir de malnutrición.

Estar gordo, en este mundo, está mal visto no porque estés empleando más recursos nutricionales de los que necesitas mientras otra gente muere de hambre, sino porque se asocia a dejadez, falta de cuidado personal, desinterés por mostrar a los demás tu mejor físico. En particular, si eres mujer, lo que la sociedad espera de ti es que trates de ser lo más mona posible para el mundo. Pero en este sentido la igualdad de sexos también se va alcanzando, aunque sea para lo malo, y al igual que la tercera predicción de Google se refiere a un chico, indicando que la prensa rosa ya empieza a dedicar a hombres este tema que antes era casi exclusivamente femenino, el porcentaje de trastornos alimentarios en hombres va en aumento.

Y así, el siempre atento ojo de los medios te exige, a través de innumerables portadas de revistas, películas y series con personajes gordos-y-ridículos, publicidad, etc., que bajes de peso y no seas una vaca, pero si te pasas y empiezas a ser anoréxico, también caerán sobre ti, te sacarán fotos, te pondrán grandes titulares y te mostrarán compasión por tu preocupante delgadez.

 Y en ningún momento se plantearán que quizás, a lo mejor, puede ser, ellos hayan contribuido a ello con ese examen permanente e implacable de la cantidad de grasa alojada en el cuerpo de los famosos, y por extensión, del resto de la gente.