lunes, 24 de noviembre de 2014

Katniss Everdeen y la libertad de elegir


"Nunca quise nada de esto. Nunca quise estar en los Juegos. Sólo quería salvar a mi hermana y a Peeta". 

Existe un arquetipo muy utilizado en la ficción: el del elegido. Una antigua profecía presagió que un día llegaría él o ella, y derrotaría el mal, cambiaría la faz del universo, detendría el apocalipsis. Tenemos incontables ejemplos en el cine, la televisión, los cómics, etcétera. Es un recurso de guión con mucho potencial y por tanto ampliamente usado.

Y tenemos también subversiones y deconstrucciones de este arquetipo: como la inolvidable Katniss Everdeen, protagonista de la saga Los juegos del hambre, cuya tercera parte en versión cinematográfica, Los juegos del hambre: Sinsajo - parte 1, se estrenaba el pasado viernes. Aviso: si no has leído todos los libros, atención porque cerca del final de la entrada hay spoilers.

Katniss no es una heroína normal. Poco sociable, de carácter brusco, más bien antipática y seca, tímida. Sin comerlo ni beberlo se ve obligada a participar en los "juegos" que dan nombre a la saga, una suerte de circo romano creado para la diversión (y sometimiento) de las masas, presentándose voluntaria cuando su dulce y frágil hermana Primrose es elegida por sorteo para participar.

Este acto forzoso de amor por su familia y valentía no es el primero: ya anteriormente se nos ha explicado cómo Katniss se vio obligada a saltarse las leyes y cazar animales en el bosque que rodea su distrito, cuando años atrás su padre murió y su madre entró en una profunda depresión que la dejó completamente incapaz de sacar adelante a su familia. Katniss, ante el riesgo inminente de ver a su adorada hermana, su madre y a sí misma morir de hambre, agarró un arco y unas flechas e hizo lo que debía hacer, forjando de esta manera un carácter duro y resolutivo producto de la necesidad.



Una vez envuelta en el torbellino de los Juegos y todo lo que les rodea, Katniss se ve tratada como un pelele a merced de los intereses e intenciones de los que la rodean. Su equipo de preparación busca una "estrategia de mercado" para hacerla atractiva para el público y conseguir patrocinadores, imprescindibles para su superviviencia. La maquillan, la visten, le dicen cómo hablar, le inventan historias melodramáticas para el consumo de los televidentes. Pero cuando, en su examen final, debe impresionar a los inversores, lo hace desafiándolos. Y una vez dentro de la arena de combate, la obligan a elegir entre asesinar o ser asesinada.

En medio de todo este engranaje, Katniss encuentra siempre la forma de rebelarse y hacer prevalecer sus propias intenciones: primero, forjando una alianza con Rue, posiblemente una de las participantes más débiles, y honrando su muerte cuando finalmente esta fallece, un acto inédito entre los participantes. Y luego, haciendo el acto de rebeldía definitivo, amezando con suicidarse y privar al público de un ganador si los organizadores del juego no permiten que haya dos ganadores ese año, algo de nuevo inédito hasta entonces y que le permite salvar la vida de su amigo Peeta.

Katniss utiliza la señal de los tres dedos para honrar la muerte de Rue

Las semillas de la revolución, en una sociedad desigual y oprimida como es la de Panem, van siendo plantadas, y Katniss, de manera totalmente inconsciente e involuntaria, se va convirtiendo en el rostro de la rebelión: el Sinsajo. En el mundo del libro, el sinsajo es un ave que nació como híbrido entre el charlajo, un pájaro espía creado por el gobierno para destruir a los rebeldes, y el humilde sinsonte, un pájaro (que existe realmente) que imita los cantos que oye. El paralelismo es muy interesante: el sinsajo fue el resultado de un intento fallido del gobierno de controlar a las masas, volviéndose contra él, y Katniss, futuro icono de la rebelión, empezó siendo un mero peón del gobierno. Katniss fue "elegida", sí, pero finalmente son sus propias acciones y sus pequeños sabotajes al sistema lo que la impulsan a una posición de notoriedad que ella nunca pretendió ocupar. 

A lo largo del segundo libro, de nuevo Katniss se ve envuelta en el horror de los Juegos, en un nuevo intento del Gobierno de Panem por aplacar a las masas. El presidente Coriolanus Snow la amenaza con quitarle "lo que más quiere" si no cumple su papel y calma a un pueblo cada vez más inquieto y deseoso de romper con la dictadura del Capitolio, capital opulenta y decadente de la nación. Sin embargo, de nuevo las cosas se tuercen, y una vez más Katniss pone fin a unos juegos que le han sido impuestos saltándose las normas y acabándolos a su propia y apocalíptica manera: destruye la arena de combate redirigiendo un relámpago hacia la bóveda del recinto, provocando el caos y dejando a los juegos sin un final ni un ganador.

En el tercer libro, las cosas dan un profundo giro, y en esta ocasión Katniss vuelve a verse utilizada como herramienta en los intereses de terceras personas: ni más ni menos que los Rebeldes del Distrito Trece, liderados por la presidenta Alma Coin, que ven en ella el símbolo que los ciudadanos de Panem necesitan como inspiración para levantarse. Una vez más la maquillan, le dan frases, la visten, le graban vídeos promocionales, tratan de convertirla en un símbolo. Pero Katniss, "la chica en llamas", es una olla a presión volátil e impredecible, y como dicen en varias de ocasiones otros personajes, "ni ella misma sabe lo que va a hacer". Finalmente, como bien sabe su mentor Haymitch, son sus acciones improvisadas y producto de sus propios deseos las que la han hecho convertirse en lo que es.



La saga, pese a ir dirigida a un público juvenil, se aleja bastante de los cánones de este tipo de ficción, y una de las mayores muestras de ello es el sombrío y hasta cierto punto deconstructivo final de la obra, en el que no se produce nunca la esperada confrontación final entre Katniss y el presidente Snow. "¿Cómo iba una adolescente a adentrarse sola en una base militar y asesinar al presidente de una nación?", parece la pregunta tácita que la autora del libro, Suzanne Collins, hace al lector. No: el intento desesperado de Katniss de asaltar la presidencia acaba en la muerte de su hermana Primrose, y la rendición del gobierno tiene lugar en un anticlimático fuera de plano, mientras Katniss cae inconsciente y después en estado semi catatónico producto de la muerte de Prim, la persona a la que más quiere en el mundo.

A Katniss se le concede la gracia de ejecutar, con su icónico arco y flechas, al presidente Snow, una vez acabada la guerra, en un acto de nuevo televisado para toda la nación. Y es entonces donde, en uno de los giros en mi opinión más brillantes del relato, Katniss lleva a cabo su rebeldía final, y dirige su flecha hacia la presidenta Alma Coin, responsable indirecta de la muerte de su hermana.

Por última vez, Katniss Everdeen se niega a seguir el guión que otros han escrito para ella.

A lo largo de toda la historia, vemos como Katniss es"elegida" siempre por los demás para hacer un determinado papel en cada ocasión, pero sin embargo es capaz de tomar el mando y dentro de sus limitaciones, encontrar siempre la manera de elegir por sí misma, y es eso, y no una profecía, lo que la convierte finalmente en una heroína.

Y nada más que añadir. Gracias a Pepe por la inspiración para esta entrada y por descubrirme este divertido y certero meme