viernes, 27 de septiembre de 2013

Crepúsculo, 4ª parte: Leah Clearwater (bonus track)

"Ser rechazada no es exactamente nuevo para mí".

Inicialmente, la idea era dejar las entradas sobre Crepúsculo en una trilogía, pero cuanto más lo pensaba, más sentía que la pobre Leah merecía también su hueco, aunque quizás su importancia en la historia no fuera tanta. Así que, al igual que pasa con los libros, finalmente esto va a ser una tetralogía, y la protagonista de la última parte va a ser Leah Clearwater, uno de los personajes más singulares y maltratados de la saga.

En varios sentidos, Leah es la anti-Bella. Mientras que Bella es automáticamente adorada por todo el mundo (excepto los personajes malvados o descaradamente antipáticos, como Lauren, Jessica o Rosalie), y todo el mundo se pone en su lugar y trata de protegerla, Leah es tratada por todo el mundo como una molestia, hasta el punto de que su frase de presentación en la wikipedia Twilight es esa que yo he reproducido, porque resume básicamente su rol. El terrible crimen de Leah consiste en que su novio, Sam, de buenas a primeras se imprima (ay, la imprinación) de su prima y gran amiga Emily (de la que luego hablaré), y Leah se queda hecha polvo. Pero esta joven no es un simple damisela en apuros que necesite ser rescatada constantemente, como cierta protagonista, y resulta que llegado el momento se transforma en lobo, convirtiéndose en la única mujer de toda  la manada. Como mujer loba resulta una guerrera valiente y decidida, pero resulta que los lobos comparten un hilo de comunicación telepático, y claro, todos se sienten muy incómodos por tener que soportar sus sentimientos de amargura.

Lo cual contrasta con el tratamiento que recibe Bella cuando Edward decide marcharse: al caer en una profunda depresión, su situación es tratada como algo profundamente dramático, y Stephenie Meyer se apresura a proporcionarle una muleta emocional en la que apoyarse, en forma de Jacob, el amigo perfecto que siempre está ahí para ella, que la hace reír y la lleva a sitios, que la quiere tal cual es y no necesita transformarla en nada para estar a su lado. Irónicamente a Jacob le pone de los nervios que Leah esté por ahí poniendo caras largas y sintiéndose mal por exactamente la misma causa que Bella.

Pese a que la conexión de Leah con la historia central es bastante tangencial, llegado el momento de luchar por defender a la embarazada Bella, Leah es una de las primeras en ofrecerse voluntariamente, junto con su hermanito, porque... ¿porque sí? ¿Porque Bella es Bella y todo el mundo gira a su alrededor?

Inquietantemente, la transformación de Bella en mujer lobo tiene dos consecuencias significativas por la carga de connotaciones que traen: la primera vez que lo hace, su padre muere de un infarto por la impresión.
Alguien de sexo femenino indepeniente y de fuerte carácer en esta saga... Glups
Un padre que supuestamente estaba acostumbrado a ver cómo sus familiares y demás miembros de la tribu se convertían en lobos llegado el momento preciso. Por otra parte, en la mitología creada por Stephenie Meyer, cuando una mujer se transforma en lobo, se detiene su ciclo menstrual. Es decir, queda estéril.

Así que si nos paramos un momento a pensar, caemos en la cuenta de que el padre de Emily murió del susto porque quien se transformaba era una chica, lo que indica que a sus ojos era antinatural que una mujer adoptara ese rol de guerrera. Eso por no decir que el detalle argumental de la muerte del padre de Leah es una forma más de castigar al personaje de Leah por no mantenerse donde le corresponde: en casa cocinando, básicamente (como sí haría su prima Emily, a la que estamos a punto de llegar).

Y en segundo término, tenemos el asunto de la infertilidad, una nueva forma de castigar a Leah. En primer lugar es algo a todas luces arbitrario: ¿por qué iba la naturaleza a provocar este absurdo efecto secundario que no provoca en los hombres? (Obsérvese el paralelismo con los vampiros, donde ocurre exactamente lo mismo: los vampiros varones sí puede dejar embarazadas a humanas; viceversa no). La pobre Leah se siente como "un callejón sin salida genético", porque en el contexto de Crepúsculo la infertilidad es tratada como algo que anula a la mujer. En definitiva, el mensaje está claro: si te conviertes en mujer lobo o en vampira, es decir, en un ser superpoderoso capaz de combatir y defenderte por ti misma, perderás gran parte de tu feminidad. Bienvenidos al siglo XIX.

Termino con dos apuntes más: Leah queda al final de la saga como el único personaje principal sin emparejar (el castigo final de S. Meyer), y Emily. Resumiré muy rápido el asunto de Emily. Al principio rechaza a Sam y le dice que vuelva a con Leah. Él insiste días tras día, ella le rechaza cada vez. Hasta que ella se exaspera y le dice que basta, y entonces Sam pierde el control, se transforma en lobo y le da un zarpazo, dejándole una profunda cicatriz en la cara. Y es gracias a esto que Emily por fin entiende y acepta su amor y se convierte en su pareja.


No voy a insultar la inteligencia del lector analizando esta "bonita" historia. Así que, sin más que añadir, pongo punto y final.