lunes, 19 de agosto de 2013

Crepúsculo, 1ª parte: Edward

Imagínate a un chico así: guapo hasta decir basta, de una belleza tal que perturba a la gente a su alrededor y en ocasiones les hace cumplir sus deseos de forma ligeramente inconsciente. Este chico saca notas excelentes en el instituto, lleva ropa cara, conduce un coche caro y sólo se mezcla con un grupo de gente de una belleza y estatus económico similares a los suyos.

Y resulta que tú, una persona e principio normal y corriente, poco a poco y por causas escolares, empiezas a trabar relación con él. El chico te trata con desprecio y antipatía, y esto en parte te molesta, pero al mismo tiempo, siendo tan increíblemente guapo, te es imposible dejar de pensar en él, y estás constantemente fijándote en qué hacer o deja de hacer, y cada vez que te habla, no puedes evitar perderte en su mirada y sentirte como si te hipnotizararan...

La relación, a trancas y barrancas, se va estrechando, y el chico empieza a advertirte que no te conviene nada aproximarte a él. Tú ya has ido notando que tiene días raros, en los que está de un humor más distante y verbalmente agresivo, y otros en que es más simpático.

En un momento dado, el chico salva tu vida, pero pese a todo sigue tratándote con un cierto desprecio. Sin embargo, esta circunstancia da pie a una dinámica típica en tu relación con él: el chico está todo el rato "salvándote" de cosas, y cuando no hay ningún peligro aparente, siempre aparece a tu alrededor de buenas a primeras y estés donde estés, como si te hubiera estado siguiendo, dispuesto a llevarte en coche, a cogerte en volandas para dejarte en la enfermería, a acompañarte a cualquier sitio, a salvarte de otros peligros... A veces te sientes tratada como una niña pequeña, porque si tratas de negarte, directamente te agarra de la ropa y te arrastra con su fuerza superior a donde le parezca que debes estar, pero es tan guapo y caballeroso que al mismo tiempo no puedes evitar sentirte en una nube de felicidad.

La atracción mutua se hace cada vez más obvia, y por fin empezáis a salir. Y cuando lo hacéis, el muchacho te revela que llevaba tiempo fijándose en ti, y que en realidad por las noches se colaba en tu cuarto y te observaba mientras dormías. Te presenta a su familia, todos igual de guapos y millonarios que él.

Con el paso del tiempo tú paralelamente has ido desarrollando nuevas amistades, con otros chicos de la clase que te parecen poco atractivos, de escasa profundidad y poco interesantes y con los que principalmente quedas para matar el rato o por conveniencia, pero también con un muchacho que es encantador contigo, que siempre te hace reír y que, evidentemente, está colado por ti. Eso a nuestro amigo de belleza apolínea no le gusta un pelo, y trata por todos los medios de evitar que quedes con él, diciéndote que él y su familia son peligrosos (aunque para entonces, él mismo ya te ha revelado que él y su propia familia son mucho más peligrosos), y haciendo cosas como manipular el motor de tu coche para que no puedas ir a verlo.

What if encajas perfectamente en el perfil de maltratador en potencia?


Pero tu relación con el guaperas es a prueba de bomba, y tras muchos peligros, pasas por el altar con él; eso sí, después de haber renunciado como condición imperativa a volver a ver a tu familia y amigos de clase, a tu ciudad y a todo lo que conocías, además de a otras cosas más etéreas.

Quizás, leyendo este breve relato, has pensado que el chico en cuestión en realidad da bastante miedo, y si has leído algo sobre este tema o lo has vivido en tus propias carnes, habrás notado que encaja muy bien en la descripción de las señales de alarma en que hay que fijarse a la hora de establecer una relación con un posible maltratador: inestabilidad emocional, personalidad controladora, marcados celos, tendencia a aislarte de tu círculo familiar y social...

¿Y si ahora te dijera que este chico es el ídolo de numerosas chicas en todo el mundo? ¿Que le perciben como el chico ideal? ¿Que defienden sus acciones diciendo que todo lo hace por su profundo amor a la chica de la historia?

 Pues sí, ese chico se llama Edward Cullen, y es el protagonista del best-seller romántico Crepúsculo. Y miles de chicas desearían a un novio como él.

"¿¡Cómo que se ha acabado la gomina!?"

La saga de novelas (y sus adaptaciones a película correspondientes) es una auténtica mina de subtexto sobre las relaciones amorosas, la moralidad, las diferencias de sexos, los roles de género y otros temas de este tipo. Con el estreno el pasado año de la última de las películas que adaptaban los libros, es muy posible que el furor por la saga comience a evaporarse, y todo esto quede como un recuerdo un tanto vergonzoso para mucha gente.

Así que con esta mini-saga de tres artículos dedicados a analizar a cada uno de los tres protagonistas de la historia, pretendo aportar mi gotita de tinta virtual al torrente de palabras que se han escrito sobre los contenidos culturales presentes en estos libros. Así pues, una vez despachado Edward, nos quedan Bella y Jacob. A por ellos.

viernes, 2 de agosto de 2013

La bicicleta verde (Wadja) (2012)

Dirección y guión: Haifaa Al Mansour
La frase: "Cuando tenga una bicleta te alcanzaré".

Cuando tienes la maquinaria de Hollywood detrás apoyándote para filmar uno de los candidatos a blockbuster del verano, sólo hay una cosa para tener en cuenta del resultado final: ¿es buena? ¿Entretiene? ¿Está bien hecha? Y no hay más.

Sin embargo, en otras ocasiones el rasero que se emplea para valorar una película no puede ser tan simple. Y este es un ejemplo perfecto. La bicicleta verde, la película, más allá de su calidad cinematográfica, es valiosa por el mero hecho de existir. Es un milagro en sí misma.

Es la primera película realizada por una mujer en Arabia Saudí, uno de los países más machistas del mundo.

No hay más que leer el planteamiento de la película para entender con qué clase de sociedad tratamos: se trata de Wadja, una niña alegre, burlona y de fuerte carácter que trata por todos los medios de conseguir una bicicleta, y cómo las figuras de autoridad de su entorno se horrorizan ante la idea y tratan de quitársela de la cabeza. ¿Os imagináis este planteamiento ambientado en Francia, o en Australia? No, porque simplemente no habría película.

Aunque la directora en una entrevista explica que la historia está basada en su propia experiencia de niña, cuando tuvo la suerte de nacer en una familia que le permitió un grado de libertad muy superior al de sus amigas y compañeras (entre otras cosas le compraron la famosa bici), la bicicleta en sí misma funciona como una potente metáfora con varios niveles de lectura. A nivel físico, en la película nadie lo dice en voz alta, pero se insinúa claramente que uno de los grandes miedos que tiene la madre de Wadja es que por culpa de la bici Wadja rasgue su himen, ese tejido que sólo puede ser traspasado por un hipotético marido. Una mujer soltera con el himen roto: uno de los tabúes más terribles en esa sociedad.

Pero la bicicleta evidentemente significa más cosas: significa la posibilidad de retar a Abdullah, el amigo de Wadja, a una carrera, y quizás ganarle. Significa jugar en igualdad de condiciones y tener la posibilidad de ir a sitios, de hacer cosas. Significa la posibilidad de avanzar.

Dentro del cúmulo de milagros que encierra la película, uno de los más importantes es la pequeña actriz Waad Mohammed, que encarna a Wadja con descaro, frescura y atrevimiento. Sí, Wadja es una respondona, una rebelde que constantemente pone a prueba los límites de la norma, en ocasiones es incluso prepotente; pero es que sólo una persona así podría tener el valor de enfrentarse a toda la sociedad y llevar hasta al final un deseo tan polémico. Ya os podéis imaginar que pocos padres estaban dispuestos a llevar a sus hijas a un cásting para un personaje semejante. Como detalle curioso, las zapatillas de lona tipo All Star que lleva Wadja durante la película y que son una más de sus señas de identidad, fueron inspiradas por la propia actriz, que se presentó con ellas al cásting.

Paralelamente a la trama de Wadja, en principio más inocente aunque como digo muy cargada de significado, transcurre la historia de su madre, que trata de recuperar a su marido y padre de la niña, mientras ella carga con el peso de criar sola a una niña así (y queda claro que aunque se muestre severa y trate de frenar sus ansias de libertad, todo lo hace con la intención de no ver a su hija sufrir por convertirse en un paria de una sociedad como la que les rodea). Finalmente sus aspiraciones acaban siendo destruidas, y se resigna a la idea de que, en adelante, van a ser ellas dos solas frente al mundo.

Como decía al principio, una película como esta no se puede medir sólo con el rasero de la calidad cinematográfica. Sí, está bien rodada, sí, tiene unas buenas actuaciones, sí, tiene un guión sólido aunque a ratos pueda hacerse lento. Pero por encima de todo ello existe, ha podido ser filmada y traída al mundo. Esto no es sólo una película: es un peldaño más que hemos superado.